Una estrella fugaz.
Nos pasamos la mitad de nuestra vida aspirando a esa estrellita del cielo que destaca entre todas las demás; asi que hacemos todo lo posible por atraerla, por llamar su atención. Una vez obtenida, nos damos cuenta de que no era lo que creíamos o lo que queríamos, pero no nos importa. Cambiamos nosotros. Nos adaptamos a ese nuevo sueño que empezamos a vivir. De repente, sin darnos cuenta, desaparece. Plaf. No hay nada. Nada queda de ese suspiro que el viento nos arrancó. Desolados, abochornados y enfadados con nostros mismos gritamos y huimos para poder volver a empezar de nuevo. Intentamos correr para volver a la normalidad aunque no lo conseguimos.
Pero también puede pasar que no lo alcancemos, que todo se quede en aquel deseo insatisfecho que nunca alimentamos y nos preguntamos ¿cómo seriá? ¿y si...?
Finalmente, en ambos casos, nos perdemos a nosotros mismos confudiendo pasado, presente y futuro.... Y ciegos conducimos hacia nuestro hogar preguntándonos qué es lo próximo a venir y qué es lo que realmente queremos. Así pues, desaliñados con la vida misma nos olvidamos de aquel personaje soñador que una vez fuimos.
Pero también puede pasar que no lo alcancemos, que todo se quede en aquel deseo insatisfecho que nunca alimentamos y nos preguntamos ¿cómo seriá? ¿y si...?
Finalmente, en ambos casos, nos perdemos a nosotros mismos confudiendo pasado, presente y futuro.... Y ciegos conducimos hacia nuestro hogar preguntándonos qué es lo próximo a venir y qué es lo que realmente queremos. Así pues, desaliñados con la vida misma nos olvidamos de aquel personaje soñador que una vez fuimos.
Comentarios
Publicar un comentario