Vete.

Tengo la necesidad de tenerte cerca que me impulsa a alejarme de ti pero por muchos kilómetros que nos separen estás más cerca de mí. 
Te tengo en mi mente cada segundo del día.
Tu personalidad es tan aplastante que me ha pillado con las defensas dormidas. Tu mente tan brillante que ha sido fácil dejarme embaucar por los fuegos artificiales. Tú no lo ves, pero este conjunto hace que tus rasgos ganen una belleza sobre humana.

Siento tu abrazo fuerte a mi alrededor calmando mi mundo, a pesar de que nunca haya sentido uno.

Empieza a asomarse la claridad, soy consciente de tantas cosas que me he negado y sigo haciéndolo.

No estoy preparada. 
Eres tú. 
No hay nadie más.

Esto no significa que tenga deseos de rozarte la piel, tú ya lo has hecho y me has dejado quemaduras. Hay hielo en tu corazón y yo soy de la Antártida. Sólo hay dolor en nuestros dedos.

Tengo miedo como nunca antes.

Necesito volver a la superficie y respirar, alejarme y ser yo con el mundo. Mi única arma es centrarme en el daño que me  has hecho deliberadamente, intentando echar sal en los pensamiento que corren tras tu imagen.

Me gustas y no me gustas de gustar, sino de doler.

Estoy contigo y tengo frío, no me abraces.



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