"Amigos para siempre".
Caminamos durante toda nuestra vida vendados y encadenados a ellos: nuestros amigos. Los queremos, veneramos y protegemos y ¿qué? Ahí acaba el asunto. No hay nada más. Les intentamos ayudar, les escuchamos y les aconsejamos, lloramos con ellos y por ellos, caemos con ellos y nos reímos del momento. Así es la amistad como una noria.
Un día, comprobamos que no podemos seguir adelante. Ellos mientras tanto avanzan. Observamos como se alejan. Llegamos a casa rotos, intentando andar a oscuras, huyendo de sus susurros. Sin ganas de nada nos encerramos en nosotros mismos. No comemos, no bebemos, nos olvidamos de respirar. Lloras sólo porque aunque ellos te oigan no se dan la vuelta, siguen divirtiéndose, salen, brindan por ellos y buscan más escusas para la diversión, pues en verdad lo merecen. Todo el mundo anhela la felicidad o algo parecido, claro. Cuando puedes, cada vez menos, vas hacia ellos, los buscas, corres y de repente no existe nada más, sólo ellos, su risa contagiosa y el pesar de echarles tanto de menos, pero al acabar todo, tras la puerta de casa te esperan tus fantasmas.
Luego llega la distancia, cada vez les ves menos porque no tienes tiempo y la verdad, a veces, no tienes ganas de verlos. Sus susurros se vuelven más ruidosos "ya no tienes tiempo para nosotros" "no sales con nosotros".... Gracias queridos amigos para toda la vida, sólo quiero deciros que aquí estoy sola, tirada en el suelo esperando una ambulancia que no llega. Divertiros sin mi. Buenas noches.
Un día, comprobamos que no podemos seguir adelante. Ellos mientras tanto avanzan. Observamos como se alejan. Llegamos a casa rotos, intentando andar a oscuras, huyendo de sus susurros. Sin ganas de nada nos encerramos en nosotros mismos. No comemos, no bebemos, nos olvidamos de respirar. Lloras sólo porque aunque ellos te oigan no se dan la vuelta, siguen divirtiéndose, salen, brindan por ellos y buscan más escusas para la diversión, pues en verdad lo merecen. Todo el mundo anhela la felicidad o algo parecido, claro. Cuando puedes, cada vez menos, vas hacia ellos, los buscas, corres y de repente no existe nada más, sólo ellos, su risa contagiosa y el pesar de echarles tanto de menos, pero al acabar todo, tras la puerta de casa te esperan tus fantasmas.
Luego llega la distancia, cada vez les ves menos porque no tienes tiempo y la verdad, a veces, no tienes ganas de verlos. Sus susurros se vuelven más ruidosos "ya no tienes tiempo para nosotros" "no sales con nosotros".... Gracias queridos amigos para toda la vida, sólo quiero deciros que aquí estoy sola, tirada en el suelo esperando una ambulancia que no llega. Divertiros sin mi. Buenas noches.
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