Engaño tonto.

Hasta hace poco era una polilla atraída por la luz de tu sonrisa, siempre en su búsqueda. No había gravedad cuando se trataba de ti, flotaba hasta alcanzarte. A milímetros de tocarte, rodeada de tu aroma, feliz. Tus manos masajeando mis omóplatos, contando estrellas mientras los fuegos artificiales explotaban con magia.
El ascensor bajando con tus labios sobre mi mejilla es ahora un recuerdo vago. Ya no queda nada de aquella risa que me hacía vibrar borrando todo lo malo que nos rodeaba, pues, a pesar de mis intentos, era demasiado pequeña para seguir tus pasos.

Comentarios

Entradas populares