Lo que más me gusta de ti, debo confesar, es lo poco cernaco que te siento.

Oculta entre la niebla me hallo, ahí donde juré perderte, porque temo hablar últimamente demasiado sobre ti.  Sólo me acompaña el tráfico de tus palabras mezclado con tu visión mientras doy vueltas por este humo blanquecino buscando aquel lugar que quería mostrarte. Pero la verdad es que hace mucho frío y no me queda ron y tu abrazo nunca llega, y mis venas intoxicadas con tu sabor me piden a gritos tu olor.
Tras varios segundos en los que vuelvo al punto de partida llega ese momento en el que ignorarte y hablarte se confunden, por cual me río y bailo como una loca bajo esta lluvia silenciosa.
No te voy a mentir, me escondo aquí porque hay alguno que busca mi ilusión y yo, completamente envenenada, temo cortarle.

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