Rutina.

Me acompañas a casa manteniendo las distancias pero lo suficietemente cerca para que nuestros hombros se rocen, me cuentas anecdotas del trabajo para hacerme reír y yo te observo mientras tarareo una canción. Al final el día se ha despejado dejando un sitio a los bostezos del sol. Dices que cada día te caigo mejor junto con un "me gustas" escondido, tú también a mi ¿sabes? aunque no necesito tu abrigo. Llegamos a mi puerta y te doy un beso en cada mejilla pero tus ojos brillan demasiado,  me hago la tonta otra vez pues no me apetece discutir. Sonrío y entro dejándote ahí con ese sabor en la boca que te incita a aferrarte al "quizás".

Comentarios

Entradas populares