Dulce olvido.

Mis labios te mordisquean mientras me dejo llevar por el autobús. Dibujas sonrisas en mis pupilas, me hablas con notas musicales sin realmente querer buscarme. Un día frío, demasiado. Todo cobra sentido al saber que te escondes en los pasos de los extraños, y te deslizas entre mis sábanas con el propósito de dar guerra. 



Empezaban a caer gotas cuando el sol intentaba brillar con fuerza. Tras pasar horas escondida con el miedo de que me tocase, finalmente, se ocultó y temí ahogarme calle abajo.

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