El invierno llega siempre.

Enero es un mes de controversia. Una pelea constante entre el frío y el calor, con las nubes y el viento jugando contra el sol. Al final quien gana es la noche que decide visitarnos a mitad de la tarde. No nos hemos querido dar cuenta pero nosotros somos meros peones de su capricho. Después de estos meses observando las hojas caer, nos buscamos. Nos tenemos tantas ganas que probamos cosas nuevas, aprendemos a darnos los buenos días prometiéndonos encuentros en los que no seremos más egoístas y dejaremos que el atardecer tenga la importancia que debería. Hablamos de vez en cuando solo para recordarnos, porque en el fondo sabemos que no volveremos a encontrarnos. Nos equivocamos continuamente de escena. Hemos olvidado la carrera que hacíamos todos los días de calor con el fin de alargar la noche para poder disfrutar subidos en tu tejado de los primeros rayos del sol.

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