¡Feliz 2014!
Todos los días son un nuevo comienzo, al igual que cada noche una aventura. Año tras año nos envolvemos con un montón de deseos y sueños por cumplir, nos acordamos de aquellos que hemos dejado atrás y de los que nunca volverán. Buscamos un montón de pretextos para acercarnos a él o ella cruzando los dedos para que por fin consigamos quedarnos con ellos. Cerramos la caja de los momentos desagradables junto con todas las lágrimas para poder olvidar.
Luego ahí estamos junto a la gente que queremos tomando las uvas. También podría darse la situación de que no haya tanta gente con nosotros en ese momento. Sinceramente el número de personas es secundario porque de alguna manera todos aquellos que se fueron por otro camino, los que no pueden y los que ya nunca estarán están ahí con nosotros. Siempre. Pues forman parte del rompe cabezas que somos cada uno de nosotros.
Así que trescientos sesenta y cinco días ya han pasado y otros tantos nos quedan por delante. Ahora nos toca agradecer a todos aquellos que siguen a nuestro lado, expresar la pena por los que se han ido y mencionar de pasada a los que escogieron otra ruta. Todo eso está muy bien, pero deberíamos preguntarnos por aquel que nos devuelve la sonrisa en el espejo cada día, ¿qué pasa de esa persona? ¿Qué nos queda de ella año tras año? ¿Sigue ahí la persona inocente y soñadora o la egoísta e hipócrita? Cada página en blanco empieza a escribirse con uno mismo, así pues yo animo en este año nuevo a quererse un poco más porque todos lo valemos y a ser mejores personas porque eso constituye la llave para alcanzar todas las metas que nos propongamos.
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