Pequeñas voces.

Otra vez vuelvo a leer tu nombre en cada pared de esta fría ciudad. No sé cómo lo haces pero, en contra de mi voluntad, te hayas en mis terminaciones nerviosas, y yo no paro de fumar para poder sacarte de mi sistema. 
Siempre apareces cuando bajan las temperaturas junto con mis pocas ganas de luchar. Así que,  hoy te dejo que me acompañes en este baile lento plagado de desesperación por oír tu voz. Quiero saborear la sal del roce de tu piel desnuda hablándome de amor.

Comentarios

Entradas populares