Juego de niños.

Me seguiste fuera a pesar de que sabías que no podía entretenerme. Tu pelo rubio, tus ojos rojos y tus pupilas dilatabas hacían sombra a la farola que nos iluminaba. El cielo estaba cubierto de estrellas y mi estómago se retorcía de excitación. Querías darme cinco céntimos para un chicle aunque te hacías de rehogar mientras jugabas conmigo. Calló al suelo, me incliné para cogerlo y de repente tus labios estaban sobre los míos. Rápidamente me aparté, murmurando "lo siento", tú no lo entendías, yo me fui a casa.

Comentarios

Entradas populares