Capítulo Primero.
"Se ha acabado. Por fin."
Ahí está la señal, mi señal, delante de mis narices. Todo lo que me he estado repitiendo desde el principio ya cobra nitidez. Todas mis dudas y miedos han sido remplazados por el frío viento de este diciembre que empieza a despedirse agradablemente.
Se ha acabado. Lo más gracioso es que cuanto más lo repito menos sentido tiene, porque para acabar algo debe de haber empezado ese "algo" y, lo que es muy importante, debe de existir ese "algo". Así que yo me pregunto ¿qué puñetas es ese "algo"?
Lo bueno de todo esto es que debo de dejar de preocuparme, es decir soy libre. Por fin lo soy. Ahora que ya puedo de dejar de correr en círculos (eso es lo que hacía, no voy a mentirme a estas alturas), tengo miedo de no poder abandonar la costumbre de esperarte a mitad de camino como he hecho todo este tiempo. Lo sabía entonces y ahora con más certeza: siempre vienes y temo, (y deseo muy a mi pesar), encontrarte ahí, esperándome.
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