Todo lo que hago siempre es por llamar tu atención.

Cuando me lo propongo puedo ser la persona más egoísta del mundo. Soy demasiado cómodo, siempre te dejo hacer y deshacer lo que quieres, sé que eso te cabrea porque terminas dando tú la cara, en la boca del cañón siempre, preparada. Te encontré una noche asustada y decidida, sólo eras una niña, y sin saber cómo de repente me encontraba cada día esperando al fin de semana para poder verte. Podrías decir que te engañé, no sabes cuanto me gustaría que fuera así, pero tú con tus ojos y tu gracias me ganaste, yo solo me perdía en tu risa una y otra vez, una y otra vez. Ahora, después de tantos años, tengo mucho miedo. Un miedo terrible porque siento que ya te has dado cuenta de mi simpleza y de que lo único que me hace una persona especial en este mundo eres tú. 
Cada noche te deslizas entre mis manos y me arropas con tu aliento aunque no te des cuenta. Sin embargo, cada día es una despedida solitaria al alejarme de nuestra cama dejándote perseguir todos tus sueños.
Cada estación pasa igual que la anterior, meses y meses que marcan presentes que son recuerdos de todo aquello que hemos ido creando. Así pues, el tiempo corre más deprisa que nosotros y cada invierno llega más frío que el anterior y con el final de cada jornada arrastramos un montón de deseo vacío y sólo nos queda el cansancio. Lo peor de todo es la sensación de que el decirte "te quiero" esté perdiendo todo su significado.

Comentarios

Entradas populares