Complicidad.
Hay algo que me gusta de ti, lo supe nada más conocerte. No sé qué es y tampoco me preocupa. Cuando te tengo cerca me invade una calma que pocas veces siento, podría decir que me siento en casa. La necesidad de abrazarte me quema aún cuando estoy a kilómetros de distancia. Sólo temo una cosa: yo misma. Reconozco que estoy siendo muy impulsiva, conduciendo a más del límite de velocidad permitido. Estoy muy cerca de asustarte, sólo espero que te guste esa parte de mi.
La verdad es que todo esto ya lo he vivido anteriormente y ha derivado en un montón de confusiones.
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